De Colombia a los Países Bajos
✨ Mi viaje como Au Pair
Mi historia como au pair comenzó cuando tenía solo 16 años y ya estaba en la universidad. A esa edad, me empecé a cuestionar si esa era realmente la vida que quería: una rutina ya establecida, sin mucha libertad para explorar. Entonces empecé a preguntarme: ¿Y si me voy al extranjero?
Ahí comenzó mi búsqueda de opciones para viajar a Europa sin un presupuesto enorme. Desde Colombia, todo parecía difícil y lejano, pero descubrí el programa de au pair, y mi vida cambió desde ese momento.
Aunque muchas personas comienzan directamente en el país de destino, mi experiencia empezó en Alemania. No fue fácil al principio; la primera familia con la que viví no fue una buena experiencia, pero aprendí algo muy valioso: una mala experiencia no debe hacerte renunciar a tus sueños.
Con el apoyo de mi agencia, encontré una nueva familia, ¡y qué cambio! Fueron una de las familias más maravillosas que he conocido. Esa fue solo la primera de varias, porque al final pasé cuatro años como au pair, incluyendo el tiempo de pandemia.
Con mi segunda familia, viví ocho meses llenos de aprendizaje. Ellos estaban pasando por momentos difíciles como pareja y yo fui un pilar para ellos y para sus hijos. Aunque fue un reto, fue también una de las experiencias más significativas que he vivido. A día de hoy, seguimos en contacto, y los considero parte de mi familia. De hecho, fue esa misma familia quien me ayudó a encontrar una nueva oportunidad como au pair en Holanda.
Ahí comenzó una etapa completamente nueva. Estuve con una familia holandesa con tres niños una gran responsabilidad, pero también tuve un gran apoyo por parte de los padres, quienes me ayudaron en todo, desde el idioma hasta adaptarme al estilo de vida.
Llegar a Ámsterdam fue como encontrar mi hogar. Allí descubrí quién era realmente, mi identidad, mis gustos, mi estilo. Aunque llegó la pandemia, la familia con la que vivía me hizo sentir segura y valorada. Gracias a ellos, pude hacer un curso que me ayudó a encontrar mi verdadera pasión profesional. En Colombia estudiaba Derecho, pero no me sentía plena. Durante mi tiempo como au pair, descubrí que había otros caminos que podían hacerme feliz.
Después de esa familia, tuve la oportunidad de quedarme otros dos años. Viví con una madre soltera y sus dos hijos, y fue otra experiencia increíble. Hoy la considero mi amiga, incluso como una hermana. Viajamos mucho juntas, compartimos momentos muy especiales, y aunque hubo desafíos, supimos resolverlos hablando con honestidad. Porque sí, los problemas de convivencia existen, pero con buena comunicación, todo se puede solucionar.
Sé que para muchas personas tomar esta decisión da miedo. Escuchamos historias de malas experiencias, y claro, cada caso es diferente. Pero algo que puedo decir con certeza es que todo depende de tu actitud. Si algo no va bien, habla. Expresa cómo te sientes. La comunicación es clave, porque tanto para ti como para la familia anfitriona es un gran cambio.
¿Cómo era un día en mi vida como au pair?
Me despertaba a las 7:00 a.m., preparaba los desayunos y las loncheras de los niños. Los padres se aseguraban de que yo estuviera bien y lista. Los niños se vestían solos y bajaban a desayunar. Dependiendo de los horarios, los llevaba al colegio en bicicleta o lo hacían los padres.
Al principio, me costó mucho adaptarme al uso de la bicicleta, ya que en Colombia no es lo más común. Pero la familia fue muy paciente: me enseñaron con calma, me acompañaban los primeros días, y poco a poco fui ganando confianza. Luego, paseábamos juntos por los canales y terminábamos el día comiendo pastel y tomando leche caliente.
Después de la escuela, yo recogía a los niños (o a veces lo hacían los abuelos), lavaba la ropa, preparaba la cena (gracias a HelloFresh, que hacía todo más fácil) y cenábamos juntos como una familia. Ese momento del día era muy especial para mí, porque me hacía sentir parte del hogar. Además, una vez por semana, los padres me preguntaban cómo me sentía, si todo estaba bien, si necesitaba algo. Me hacían sentir escuchada y cuidada.
¿Y ahora?
Hoy en día vivo en Europa y he construido una vida con la que me siento feliz y orgullosa. Gracias a mi experiencia como Au Pair, aprendí a adaptarme, a comunicarme mejor, a ser más independiente y a valorar la importancia de cuidar y conectar con otras personas. Todos esos aprendizajes me acompañan hasta hoy y siguen influyendo en la persona que soy.
Si nunca hubiera tomado la decisión de salir de Colombia siendo tan joven, quizá no estaría donde estoy ahora. Ser au pair fue mucho más que un intercambio cultural; fue una etapa clave para descubrir mi propósito y empezar a construir la vida que realmente deseo.
Isabela Perez,
25 años.