La historia de Andrea

14.12.2024

🌸 Mi experiencia como au pair

Había salido dos o tres veces de Colombia, pero siempre a lugares cercanos, como México.
Pero esta vez fue distinto.
No fue solo un viaje. Fue una decisión.
Sentí que era el momento de lanzarme.
Tenía ganas de crecer, de aventurarme, de conocer, de expandirme.

Así empezó mi historia como au pair en los Países Bajos.

Llegué sola, con dos maletas, muchos nervios, emoción… y el corazón completamente abierto a esta nueva experiencia.
Era la primera vez que hablaba inglés fuera de mi cabeza. 😅

Desde el primer día, mi host family me trató como si fuera parte de ellos.
Eran cercanos, amables, cálidos. Me acogieron con naturalidad, confianza y mucho amor.

Mi rol era cuidar a dos niñas pequeñas, de 5 y 3 años (especialmente a la más chiquita).
Eran curiosas, dulces, chistosas, inquietas… ¡y solo hablaban holandés mientras yo hablaba inglés!
Los primeros días fueron intensos: todo era nuevo para mí.
Las comidas, los hábitos, el idioma, la cultura, la rutina… incluso la forma de decir "buenos días".

Pero, aun así, se sentía espectacular.

Extrañé mi zona de confort, claro.
Pero también descubrí lo valiente que fui al tomar esa decisión.
Lo afortunada, lo ganadora… solo por intentarlo.

Aprendí a adaptarme sin perderme.
A abrazarme cuando algo no se sentía bien.
A ser mi propia compañía. A escucharme. A no ser tan dura conmigo misma.
A manejar mi tiempo, a solucionar problemas, a comer mejor, a hacer más ejercicio, a ser más sociable…
y a amar hacer cosas nuevas.

Poco a poco, comencé a sentirme parte de la vida holandesa.
Mi relación con las niñas se volvió más natural, más cercana y, sobre todo, mucho más divertida.
Empecé a disfrutar de las pequeñas cosas: preparar una merienda, planear la mañana con mi host kid, ayudar con tareas, andar en bici bajo el frío.

Ese año me enseñó cosas que nunca habría aprendido en casa.
Fue un año total de expansión.
Interna, emocional, cultural… y humana.

✨ Un recuerdo que siempre llevaré conmigo

Recuerdo una tarde en la que salí con la más pequeña en la cargobike. Estaba a punto de bajarla, pero se me olvidó cómo soltar el sistema de seguridad que tienen debajo del asiento.
Ahí estaba yo, agachada, hablando conmigo misma en voz baja, luchando con el broche, mientras ella esperaba sentada con una paciencia increíble.

Y cuando por fin lo logré, me miró con esa carita brillante y dijo:

"Goedzo, Thea."
(Bien hecho, Thea.)

Fue un momento tan simple, pero se quedó grabado en mí.
Porque no era solo que había logrado abrir un cierre:
era que esa niña, en un idioma que yo apenas empezaba a entender, me estaba diciendo que confiaba en mí.

Y para mí, eso valía todo.

💭 Lo más retador emocionalmente

Uno de los desafíos más grandes fue manejar la frustración de tener que aprender todo desde cero.

Nada era familiar. Todo lo que antes hacía sin pensar, ahora requería atención, esfuerzo, a veces incluso valor.
Desde entender cómo funcionaban las rutinas de la familia hasta moverme sola por la ciudad… todo era nuevo.

Recuerdo una vez, recién llegada, me perdí en la estación central de Ámsterdam. No tenía internet, no hablaba el idioma y no tenía idea de a quién preguntar.
Me sentí pequeña, abrumada, sola. Y sin embargo, encontré una forma. Porque una siempre encuentra una forma.

Con el tiempo entendí algo:
aprender desde cero no me hacía menos. Me hacía valiente.

Aprender es incómodo. Pero es ahí, justo ahí, donde una se expande.

💬 Si pudiera decirle algo a la Andrea que se subió a ese avión, le diría:

– Solo tienes que tener el corazón abierto. Aventúrate, disfruta, conecta, ríe, llora, canta, baila, sé feliz.
– Vas a ganar una nueva versión de ti: más sabia, más capaz, más tú.
– No viniste a ser perfecta. Viniste a ser valiente. A aprender.
– A veces te sentirás sola… pero nunca lo estarás.
– Ser au pair no se trata solo de cuidar. Se trata de conectarte — con otros, y contigo misma.
– Este viaje no solo te cambia. Te expande. Te construye. Te completa.

Ser au pair no fue el final de una etapa, fue el inicio de una versión de mí que aún sigo descubriendo.
Ojalá tú también te atrevas. Porque el mundo —y tú misma— tienen mucho que mostrarte. 

Bon Voyage Au Pair
Ama con el corazón. Cuida con presencia. Aventúrate con alma.