Entre bicis, flores y tazas de café
🌷Pequeños detalles de una gran aventura
No sé exactamente qué esperaba encontrar cuando llegué a los Países Bajos.
Solo recuerdo haber llegado feliz y emocionada.
Sabía que iba a cuidar a dos niñas, que iba a andar en bici, que me esperaban paisajes nuevos y que comería mucho queso.
Pero nunca imaginé todo lo que me iba a regalar esta experiencia.
Holanda tiene algo muy especial.
Es un país tranquilo, ordenado, lleno de costumbres y paisajes hermosos que te abrazan sin hacer ruido.
Al principio, todo era nuevo: el idioma sonaba como un trabalenguas, el clima era extraño, cambiaba repentinamente entre sol y lluvia… o ambas al mismo tiempo.
Sentí que aquí la bici no es solo un medio de transporte.
Es libertad.
Es salir en las mañanas con frío, sentir tu cara helada, mirarte al espejo y ver tus mejillas rojas.
Es recorrer parques y sentirte a salvo, cruzar puentes, ver tulipanes por todos lados, respirar aire puro.
Me volví mega fan.
Me enamoré del gezellig.
Una palabra que no se puede traducir, pero se puede sentir.
Es estar cómoda. Estar en casa. Estar con personas que se convierten en tu familia.
Es sentir paz.
Una charla sin prisa, una taza de té o café, una sala con velas encendidas, una risa bajita.
Eso es gezellig. Y se siente muchas veces.
¿Y las flores? Están en todos lados.
En las bicis, en los balcones, en los mercados, en las estaciones.
En primavera, todo florece. Todo es más colorido, más lindo y más feliz.
Y tú también.
Hoy miro atrás y solo siento gratitud y amor.
Por las pequeñas cosas.
Por lo que aprendí.
Por lo que crecí.
Por lo que me expandí, por lo que conocí y por lo que me cambió.
Por haberme atrevido.
Si estás leyendo esto y sientes una semillita de emoción en el pecho…
Tal vez tú también estás lista para vivir tu historia.
Y si lo estás, aquí estoy para acompañarte.
Bon Voyage, au pair.